miércoles, 26 de agosto de 2009

(de poemas del hambre)

me sorprende apoderarme del agua enraizada a las voces

el chorreo no es simple quietud constante
es la voz tiznada de llamas

me apodero de ardimientos en la ceniza
de las palabras ajenas

sólo por tener sed
sólo por saber lo que es el agua en sus nombres

martes, 30 de junio de 2009

de poemas del hambre

*
Se envejece al oír el hambre
esa lentitud que apunta como lengua
despierta a media noche
por el hambre más vacío y masticado
que llegó a decirse en el musgo

del musgo sale el viento
del viento llueve el hambre

ese que te digo con la boca abierta de vejez




*
se acabó el oleaje
ya decidió no bailar

es sólo espuma
pelusa de sed bajo el sol de los silencios

en medio de la carne de la boca
vomita hacia dentro su propia luz
luz delgada que se aprieta
en los rincones de la noche

allí en el error de la facundia

viernes, 26 de junio de 2009

Bautizo de Ahíto Abelengua

Al parecer ya tiene un nombre el apodado, el apodado nació en el taller de la Sebastiana (2008) tras haber leído a Gorostiza...Ahíto, creo que se llama Ahíto Abelengua, nótese, creo...Este poema, originalmente, está escrito en prosa, pero jugando vi su ritmo en el verso, puede que parta con este poema el trabajo:

mi lengua de tierra
sombra afluente de aquel nogal
que alcanza mirando a Dios y le dice A.

Desde aquí
todos se están tragando un sollozo
una letra del sonido.

Acá arde la invención
en lo callado
todo es infancia
balbuceo
roedor trizado como ventana.

Sé que yo soy hija
hecha de lluvia
sé que el poema es la historia de los precipicios
de lo que es sin padre
de lo que se incendia con la voz
pero mi lengua
pero mi turgencia
como boca de noche
por qué desflora la letra cuando deambula
qué pasa en el error

martes, 9 de octubre de 2007

no quiero escribir más
porque se acaba el silencio
cuando se toca la palabra y la hoja
estar presente en ese acto
sin pudor
con descaro
y a gritos
yo ya no quiero escribir màs
porque tengo miedo
de ese ser que salga a empujones
entre la palabra y la rosa
que es una hoja blanca
como un cardo a mis pies

domingo, 23 de septiembre de 2007

La ventana, una noche en Valparaiso, la primera noche

Abriendo el silencio por el frío estaba la ventana, sin quejas, sin rumores, sólo cumpliendo su rol estático. Es la ventana que tiene las palabras en el borde y las luces en los ojos. Cumpliendo estaba la ventana. Mirándome y esperándome. Yo soy el silencio vestida de vidrio. Yo soy la última ventana que juega a caerse. Yo soy mi propia ventana que come su sangre.
Quien se instala a parir a las ventanas, sabe lo que es el equilibrio y no sabe de miedo, pues es la ventana quien lleva la vista, la que ve por dentro, la que tiene la carne transparente, compromete su suicidio y peor: carga todo el mar sobre un poquito de madera.