domingo, 23 de septiembre de 2007

La ventana, una noche en Valparaiso, la primera noche

Abriendo el silencio por el frío estaba la ventana, sin quejas, sin rumores, sólo cumpliendo su rol estático. Es la ventana que tiene las palabras en el borde y las luces en los ojos. Cumpliendo estaba la ventana. Mirándome y esperándome. Yo soy el silencio vestida de vidrio. Yo soy la última ventana que juega a caerse. Yo soy mi propia ventana que come su sangre.
Quien se instala a parir a las ventanas, sabe lo que es el equilibrio y no sabe de miedo, pues es la ventana quien lleva la vista, la que ve por dentro, la que tiene la carne transparente, compromete su suicidio y peor: carga todo el mar sobre un poquito de madera.